La reconocida compañía de ciberseguridad rusa, Kaspersky, ha confirmado que cerrará sus operaciones en Estados Unidos. Esta decisión se debe a una orden emitida por el Gobierno estadounidense, que prohíbe la venta del antivirus de la compañía bajo el argumento de riesgos de seguridad nacional.
En un comunicado retomado por la agencia de noticias TASS, Kaspersky explicó que la decisión fue tomada tras un minucioso análisis de las consecuencias legales impuestas por Estados Unidos. “Hemos tomado la triste y difícil decisión de cesar nuestras actividades en dicho país ya que las oportunidades comerciales ya no son viables”, señaló la firma.
La interrupción de las operaciones será gradual y afectará a menos de 50 empleados. El proceso comenzará el próximo 20 de julio, cuando entre en vigor la norma que prohíbe comercializar su software. Sin embargo, aún se desconoce cuánto tiempo tomará completar su salida del mercado estadounidense y qué sucederá con los clientes y contratos activos en el país.
Kaspersky ha respondido a la decisión del Departamento de Comercio de Estados Unidos indicando que tomará acciones legales para intentar preservar sus operaciones en el país. La Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio vetó las ventas de Kaspersky el mes pasado, alegando que la organización con sede en Rusia representaba una amenaza para la seguridad nacional.
Gina Raimondo, secretaria de Comercio de Estados Unidos, explicó que “Rusia ha demostrado que tiene la capacidad y la intención de explotar a compañías rusas como Kaspersky para recopilar y utilizar como arma la información personal de los estadounidenses. Es por eso que nos vemos obligados a tomar estas medidas. Mantener las operaciones de la organización en nuestro país suponía un riesgo para la seguridad nacional”.
El Departamento del Tesoro también sancionó a 12 altos ejecutivos del proveedor de soluciones de ciberseguridad. Las penalizaciones están sustentadas en la Orden Ejecutiva (EO) 14024, emitida por el Gobierno de Estados Unidos en marzo de 2022. Esta normativa condena a personas y entidades que operan en el sector tecnológico de la economía de la Federación Rusa, contemplando correctivos como la congelación de activos, prohibición de transacciones y restricciones de viaje en territorio estadounidense.
Brian Nelson, subsecretario del Tesoro para terrorismo e inteligencia financiera, indicó que “la acción emprendida contra la cúpula directiva de Kaspersky subraya nuestro compromiso de garantizar la integridad de nuestro ciberespacio y de proteger a nuestros ciudadanos de amenazas digitales. Estados Unidos tomará medidas cuando sea necesario para responsabilizar a quienes intenten facilitar o permitir estas actividades”.
Kaspersky ha desestimado los señalamientos de las autoridades estadounidenses, negando tener vínculos con el Kremlin. La empresa acusó al Departamento de Comercio de tomar su decisión basada en el clima geopolítico actual y en preocupaciones teóricas, en lugar de hacerlo a la vista de una evaluación exhaustiva de la integridad de sus productos y servicios. Aunque la compañía planteó la posibilidad de desafiar legalmente las restricciones y sanciones, esta intención no prosperó.
La corporación mantuvo operaciones en Estados Unidos por casi dos décadas, siendo un proveedor de sistemas y servicios de ciberseguridad para diversas dependencias de infraestructura crítica. Las autoridades estadounidenses de inteligencia nacional advirtieron en 2015 que Kaspersky tenía supuestos vínculos con el Servicio Federal de Seguridad de Rusia. Dos años más tarde, la administración de Donald Trump impidió el uso de los programas de la empresa en todas las agencias de gobierno. La invasión a Ucrania reavivó las preocupaciones sobre los softwares de ciberseguridad, aunque hasta el momento las investigaciones independientes no han logrado ratificar estas denuncias.
El sector mundial de antivirus alcanzó el año pasado un valor cercano a los 4,250 millones de dólares, según cálculos de la consultora Research and Markets. Kaspersky abarca el 21.95% del mercado, con una cartera de usuarios domésticos que asciende a más de 400 millones y brinda servicio a cerca de 240,000 empresas en todo el mundo. Tras comunicar su salida de Estados Unidos, la firma aseguró que “su negocio sigue siendo resistente y nuestra prioridad clave es la misma: proteger a nuestros clientes en cualquier país de las ciberamenazas”. Además, señaló que mantendrá sus inversiones en mercados estratégicos.