Descubren bacterias intestinales que podrían ser la clave para eliminar los 'químicos eternos' del cuerpo

Descubren bacterias intestinales que podrían ser la clave para eliminar los 'químicos eternos' del cuerpo

Los llamados 'químicos eternos' han sido un dolor de cabeza para la ciencia y la salud pública debido a su resistencia a la degradación y su potencial daño para la salud humana y el medio ambiente. Estos compuestos, conocidos técnicamente como sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), se encuentran en una amplia gama de productos, desde envases de alimentos hasta textiles, y su persistencia en el ambiente los ha convertido en un problema global.

Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge hizo un descubrimiento prometedor: ciertas bacterias intestinales humanas tienen la capacidad de absorber y aislar estos químicos dañinos. Entre estas bacterias, la Faecalibacterium prausnitzii ha demostrado una eficacia notable en la captura de PFAS, atrapándolos dentro de agrupaciones celulares y facilitando su eliminación del cuerpo a través de las heces.

Este hallazgo abre nuevas posibilidades para el desarrollo de probióticos diseñados específicamente para combatir la acumulación de PFAS en el organismo. Los investigadores están tan convencidos del potencial de este enfoque que ya han fundado una startup de biotecnología para desarrollar estos productos, con el objetivo de tener el primer probiótico listo para 2026.

El proceso es fascinante: las bacterias no solo absorben los PFAS, sino que lo hacen de manera más eficiente a mayores concentraciones, con tasas de eliminación que varían entre el 25% y el 74%. Esto sugiere que, en el futuro, podríamos tener una solución tan simple como tomar una cápsula para protegernos de estos químicos persistentes.

Este avance representa un rayo de esperanza en la lucha contra los PFAS, ofreciendo una solución potencialmente más segura y sostenible que los métodos actuales, que a menudo implican el uso de tecnologías costosas y energéticamente intensivas. A medida que continuamos descubriendo más sobre el microbioma humano, es posible que encontremos aún más aliados microscópicos en nuestra batalla contra la contaminación y las toxinas ambientales.